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sábado, 13 de noviembre de 2010

ENCUENTRA TU COLINA Y SÉ FELIZ

Un día inesperado tiene un punto de reflexión y valentía. Un punto de sosiego tras agitados momentos de euforia o desánimo. El lugar no es ninguna nimiedad, debe de incitar al ensimismamiento, al recogimiento a una conversación privada consigo mismo. El dialogo más importante de tu vida. En todo punto reflexión siempre hay un cambio o una intención de cambio, de dejar atrás y caminar hacia delante. Fundirse en los fatuos de tu presente anticipa la valentía hacia la conquista de un futuro con esperanza e ilusión; el intento de avivar nuestros deseos, pasiones, nuestra vida de ensueño, dejando atrás esos momentos asfixiantes que aunque perdurarán en el recuerdo no revivirán, pues no formarán parte de nuestra nostalgia. Atreverse a destruir tiene un punto de bravura, y recordar lo que se quiere olvidar protege. Cuando devastes y no olvides nada importará ya, encuentra tu colina, vislumbrarás un mundo infinito a punto de caerse y sentirás ese silencio confidente que nos tiende la mano y evita la soledad.
Allí te encontré, allí empezaste, allí estabas tú, valiente, edificando el camino de tu Felicidad. 

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