INTELECTUALIDAD MAYESTÁTICA

Dejando al lado la Ley Sinde, que va a ser una de esas leyes que por sus propósitos y ambigüedades va a tener muy poca acción ejecutoria, merece un análisis el discurso involucionista y de instinto agresivo de los intelectuales y creadores. Mientras que unos comparaban las descargas con acciones de terrorismo islámico, otros enarbolaban el giro de la cultura hacia la mediocridad por las posibilidades que genera internet. La ley les ha servido de refugio para construir un alegato clasista y obsoleto que apunta anclar el lenguaje cultural en el inmovilismo y en lo sectorial. Internet ha posibilitado la universalización de la cultura en creatividad y difusión. Ya no hay una cultural oficial. Ni un consejo ejecutor que determine lo sobresaliente o deficiente de una creación. Es el ciudadano quien evalúa las infinitas posibilidad de elección cultura que se le ofrece, e internet se lo da todo rápido y al instante. El valora y elige consumir y, también producir. Es lo que más les duele a estos eruditos, que la red estimule la creatividad de más particulares y distribuya su genialidad. Internet ha posibilitado que al talento florezca sin necesidad de una editorial o una discográfica. Les fastidia que un video de youtube de un chaval tocando su composición a guitarra desde su habitación tenga más visitas que el último videoclip de un cantante tan prestigioso como caduco; o que prefieran leer los últimos renglones  de la noche de un particular desconocido que crea desde su blog en vez de los vaciles literarios construidos en sagas infinitas que se alimentan de un triunfo inicial pero se deteriora en una mediocridad que mantiene el mercantilismo. Deberíamos de saber ya, que la cultural dejó de ser algo mayestático hace ya mucho tiempo.